El último día de la Novena a Ntra. Señora de la Soledad, finaliza con la hermosa y sentida procesión con nuestra imagen titular, que trasladamos desde el templo parroquial a su Casa de Hermandad, discurriendo por el Casco Histórico, en un cortejo de aproximadamente dos horas y media de duración.
Concluida la novena, formamos el cortejo procesional desde nuestra casa, formado por la Banda de Cornetas y Tambores “Madre Asunción” que iniciaba con su clásico estilo la procesión, seguida por el estandarte del Paso y faroles de acompañamiento, bandera y estandarte de la Virgen de la Soledad, grupo de penitentes de la Virgen, grupo de penitentes de los símbolos de la Pasión, y Asociación Musical “Virgen del Río”, dirigiendo todo este cortejo hasta la Iglesia parroquial donde recogemos a nuestra amada Madre, que a los sones del himno nacional aparece por el arco de la puerta del templo parroquial; magnífico el esfuerzo de los horquilleros, la templanza y cadencia de su paso para llevar con mimo a su sagrada titular.
Hermosa procesión, sencilla y brillante a la vez, que concluye en la Casa de Hermandad con la entrada de la Virgen de la Soledad en su paso de palio, recibida con una lluvia de pétalos de flores que caían desde el balcón de nuestra casa y el atronador aplauso de los cientos de feligreses y cofrades huercalenses. En definitiva, una bonita y ansiada procesión que supone el inicio de los desfiles procesionales, los mismos que concluyen, con nuestra estación de penitencia por excelencia, el Viernes Santo en nuestra villa de Huércal-Overa en la que nuestra titular tiene el honor de poner el broche, la penumbra, el respeto, y la devoción, se mezclan con un silencio sepulcral junto con una emoción presente en los rostros y miradas de sus hijos, recibe a la Señora de Huercal-Overa en este tramo final y único del brillante cortejo de la Cofradía.